Ricardo Penfold y el Oro en los CAC’82 “Nos impusimos sobre la improvisación”

 

Seriado Centroamericanos y del Caribe 1982

Medalla de Oro.

Ricardo Penfold, al igual que Juan José “Cheché” Vidal, brilló por poco tiempo en el fútbol venezolano, porque en esos tiempos era muy difícil labrar un futuro jugando profesional, ambos emigraron y usaron el fútbol para formarse profesionalmente.

Aún así tiene muy gratos recuerdos de los CAC’82 de La Habana, y se siente orgulloso de lo mucho que lograron, sobreponiéndose a la improvisación.

Sobre su inclusión en la selección de los centroamericanos dice que todo fue rápido, del fútbol universitario a la selección nacional.

“Yo me forme en el Caracas Sports Club como futbolista bajo la tutela de José de Lucas y de José de Lima. Deje el fútbol por un tiempo para luego comenzar a jugar al final de bachillerato. De allí jugué en el equipo de la Escuela de Ingeniería de la UCV y el Director técnico brasileño Jair Dos Santos me recluto para jugar con la Selección de la UCV, la gloriosa Universidad Central de Venezuela.

 Agrega nostálgico que “tengo muy gratos recuerdos de esa selección de la UCV. De allí me llaman a la selección nacional de los Bolivarianos de Barquisimeto, y continué con la de los Centroamericanos. Todo pasó muy rápido, desde que comencé a jugar con el equipo de Ingeniería, a que me llamaran a la selección”.

Penfold coincide con sus compañeros sobre el estupendo ambiente que se vivió en la selección, tanto en la preparación como en la competición.

“Fuimos un equipo muy cohesionado y con mucha voluntad desde los entrenadores hasta los jugadores. Teníamos un propósito común que era tener un gran desempeño en la competición. Lo que si me llamó de entrada la atención fue el nivel de desorganización que no se si era culpa de la Federación o del IND. Todo lucia muy improvisado. A pesar de eso logramos un gran resultado que creo se debió enteramente a la voluntad de los jugadores y del cuerpo técnico, nos impusimos por sobre la desorganización y la improvisación.

Al preguntarle por los momentos que más recuerdos le dejaron de esta competición, sin lugar a dudas comienza por la conquista del título.

“Ganar oro por supuesto, y cómo bajaron de las gradas las demás delegaciones de deportistas venezolanos que estaban viendo el juego, para celebrar nuestra victoria con gol de mi buen amigo Bernardo Añor”.

Y la selección de fútbol tenía sus fans dentro de la delegación, según lo que nos cuenta Ricardo Penfold.

“Recuerdo sobretodo a los del equipo de ciclismo que en su mayoría eran andinos, y por tanto fanáticos del fútbol. Nos tocó compartir mucho con ellos, ya que se sentaban al lado de nosotros en el comedor, y lloraban de la alegría cuando ganamos oro. Todavía recuerdo la cantidad de comida que comían los ciclistas, era increíble. Ellos llegaban antes que nosotros a desayunar o cenar, y nosotros terminábamos de comer y ellos seguían allí. Entendí ese apetito infinito cuando comencé a montar bicicleta de ruta, ya en mis cuarenta años: el ciclismo te desgasta tanto que te da un apetito insaciable”.

Añade que “a la visita del Palacio de la Revolución no me tocó ir. Creo que solo fue Cheché. Yo definitivamente no fui. Lo que si me impresionó fue la calidad de las instalaciones del Colegio Lenín donde nos estábamos quedando.

Es muy claro en afirmar que “los Centroamericanos me cambiaron la vida. Mi incursión en el fútbol profesional y con la vinotinto fue corta. Cuando jugué en el Galicia me di cuenta que era difícil hacer vida como futbolista en Venezuela. Era un fútbol que no era visto como negocio; todo era muy improvisado y los clubes tenían unas finanzas muy precarias donde el jugador siempre era el último en cobrar”.

 Agrega que “no podía probar suerte en España porque no era oriundo y no se me ocurrió ir a Inglaterra, el país originario de mi papá, y de allí ese apellido de musiú. Al terminar los Juegos Centroamericanos recuerdo que Cheché se me acerca y me pregunta: “Ricardo, ¿hablas ingles?” y le respondo que si. Seguidamente me pregunta que si tenía buenas notas y le vuelvo a responder afirmativamente. Luego me pregunta si me gustaría tener una beca completa jugando fútbol para la Universidad de Boston. Le respondí obviamente que si”.

Remata con la afirmación de que “el fútbol me estaba abriendo otro mundo que no sabia existía. Cuando me fui para Boston abandoné mi sueño de ser futbolista profesional, y decidí utilizar al fútbol para formarme académicamente. La disciplina que me dio el fútbol la sigo aplicando en todo lo que hago y se la he tratado de inculcar a mis cinco hijos. Guardo muy gratos recuerdos de esos centroamericanos e hice grandes amigos. Fue un orgullo jugar con todos ellos y ganar la primera medalla de oro en fútbol para Venezuela”.

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