Pedro Acosta vivió los tres Mundiales

Pedro Acosta fue gran protagonista

en los tres Mundiales de la Emigración

Ricardo Cabrera

Pedro Acosta es un referente obligado cuando se escribe o se habla del fútbol venezolano de los ochenta, por su trayectoria no solo en las selecciones nacionales, de premundiales o Copas América, sino también por la huella que dejó en cada equipo en el que estuvo, pero pocos conocen de sus vivencias como protagonista de las tres ediciones del Mundial de la Emigración, en las que defendió los colores nacionales, porque es uno de los muy pocos futbolistas que actuaron en estas tres ediciones.

Conoceremos de sus propias palabras esta historia, primeramente nos habla de la primera vez que fue llamado a entrenar para integrar la selección de Venezuela a un Mundial…de la Emigración.

“La primera convocatoria la hizo el técnico (Gregorio) “Pescaíto” (Gómez) a un grupo de jugadores del fútbol profesional que tenían pasaporte o ascendencia española, nos llamó y junto al señor Segundo Torres, quien era el que estaba al frente de todo, tuvimos una reunión, donde se habló de lo que se quería, luego se hicieron otras reuniones, hubo también Tryouts o campamentos, para completar la convocatoria y así comenzamos con la preparación para ir al primer Mundial de la Emigración, que se iba disputar en principio en Galicia, pero a la final fue en La Coruña”.

Le preguntamos, como uno de los más autorizados para contestar, porque estuvo en los tres Mundiales de la Emigración, cuál en su autorizada o conocedora opinión fue el mejor torneo.

“En mi opinión personal, de todas las ediciones que se realizaron del Mundial de la Emigración, la mejor fue la primera, el primer Mundial, porque inclusive estrenamos la cancha del Estadio Mundialista de Riazor antes del Mundial España’82, la estaban acondicionando, le hicieron unos arreglos y antes de que jugaran allí uno de los grupos en los que estaba dividida la primera parte de ese Mundial, en el que estaban las selecciones de Italia, Polonia, Perú y Camerún, nosotros lo estrenamos, unos días antes de arrancar la Copa del Mundo”.

En este mismo orden de ideas añade Pedro Acosta que también considera al primero como el mejor de los mundiales para Venezuela, porque en este llegaron hasta la final, en donde lamentablemente cayeron ante Argentina.

“Para mí el más emocionante de los partidos que jugué en los Mundiales de la Emigración, y en el que creo que respondí a las necesidades de la selección, fue contra México, en la primera edición, porque ellos tenían no un súper, sino un Híper trabuco, ya que México tenía jugadores de su selección “A” en ese partido que jugamos en Betanzos, en una semifinal que le ganamos a ellos, para ir a la gran final ante Argentina”.

En su relato añade que “empatamos el partido cero a cero y nos habían expulsado a Mon López, estábamos jugando con diez, Kiko Orriols y mi persona estábamos jugando de centrales y defendimos bien hasta el final, se debió definir por tiros penales, y allí eliminamos a los mexicanos, pero ese para mí fue el partido más emocionante que jugamos en ese primer Mundial de la Emigración”.

 

En ese mismo partido de la semifinal del Primer Mundial de la Emigración, que jugamos en Betanzos contra México, cuando fuimos a la tanda de tiros penales, no me acuerdo ahora qué jugador fue, si Gómez Ruso o Andoni Manchobas quien pateó el penalti muy mal, y en el arco en el cual nos pusieron a patear, detrás había un muro y más atrás una iglesia”.

Recuerda Pedro Acosta que el jugador venezolano “le pegó tan mal a la pelota que la desapareció, pasó por encima del arco, del muro y casi por encima de la iglesia, el jugador al ver esto se arrodilló a llorar, por lo que el técnico Gregorio “Pescaíto” Gómez al verlo así, desde afuera de la cancha le gritaba, “pibe no llorés, levantate y buscá la pelota que es nuestra”. Así era el Pescao, todas las anécdotas que pueda contarte de él son por este estilo, era una locura ser dirigido por “Pescaíto” Gómez”.

Para este experimentado defensa central que ahora se desempeña como Director Técnico, lo que más recuerda de sus tres participaciones en los mundiales de la Emigración, son las amistades que cosechó.

“Bueno, lo que más recuerdo de los tres mundiales en los que participamos, fue la gran amistad que hicimos con todos en un grupo grande de jugadores, y que aún hoy en día perdura, del nivel que tenían los equipos, porque la escogencia era bastante exigente, ahí no había padrinazgos, siempre fueron llevados a los Mundiales de la Emigración los jugadores que estuvieran en mejores condiciones físicas y técnicas, que anduvieran muy bien en el ámbito del fútbol nacional, y que cumplieran con el requisito del torneo, de ser hijos de españoles o pertenecer a un club de ascendencia hispana, como la Hermandad Gallega, el Hogar Canario o el Centro Vasco por nombrar a unos pocos”.

Fueron muchas las vivencias que pude acumular a lo largo de los tres Mundiales de la Emigración en los que participé, los dos de Galicia y el de Canarias, por la gran cantidad de jugadores con los que compartí en las tres selecciones, con técnicos y dirigentes, y con todos ellos estrechamos lazos de amistad.

Para reforzar lo dicho añade que “son muchos los recuerdos que atesoro de esos tres Mundiales, porque fueron tres selecciones distintas, en las que por suerte y por mi rendimiento pude estar, había que primero participar en la escogencia de la selección, luego en los entrenamientos previos, para seguidamente viajar por espacio de casi un mes a España, y en todo esto uno va acumulando vivencias, recuerdos y emociones del fútbol, y fuera de la cancha el compartir con todos los compañeros que nos da el fútbol, son amistades que traspasan la barrera de los años”.