Nelson Carrero y «Pescaíto» Gómez

Nelson Carrero:

El Pescao fue un ser humano extraordinario

Ricardo Cabrera

Para escribir una nota sobre las ocurrencias e ingeniosas salidas de José Gregorio “Pescaíto” Gómez, le pedí a muchos de los que lo conocieron que me contaran algunas de sus anécdotas, y lo hicieran de la manera que les resultara más cómoda, por mensajes escritos o notas de audio.

Por lo interesante del audio que envió vía Whatsapp el exfutbolista y hoy connotado jurista y juez Nelson Carrero, quien siempre cariñosamente en todo su relato lo llama “el Pescao”, decidí transcribirlo para disfrute de los que lo lean:

El gran Pescao Gómez fue un tipo muy particular en su manera de manejar los equipos profesionales con los que estuvo trabajando, muy habilidoso, y yo pienso que su habilidad era innata, y viene de ser oriundo de un país futbolístico o futbolero, de esos países que en su momento, tanto argentinos como uruguayos o brasileños y chilenos, todos esos personajes de estos países que vinieron acá, de una manera u otra aportaron, y nos dieron ese impulso para ir tratando de hacer un cambio positivo, yo siempre creo que la gente actúa de buena fe, porque como señala el término jurídico, la buena fe se presume, la mala fe se prueba.

Pienso que todos los que vinieron lo hicieron con esa intención pues, aunque siempre hay sus excepciones, pero más son los buenos que los malos.

Entonces pienso que Pescao fue un ser humano extraordinario, yo tuve la suerte en una oportunidad de trabajar con él, en un equipo que iba para unos Juegos Nacionales, yo era juvenil y él me llamó para integrar esa selección que era de primera categoría, estaban jugadores como el conocidísimo Toño Marcano.

El técnico agarró una base de jugadores de La Salle La Colina, porque él trabajó muchos años allí en esas canchas, con Toño Marcano, con los Olivares, con ese grupo de gente, con Johnny Rodríguez, un jugador que hoy en día es médico, y siempre recuerdo que era excelente jugador y todo el que lo vio jugar lo pensaba así, un Pirlo venezolano, una calidad enorme, y al Pescao le gustaba mucho como jugaba Johnny Rodríguez.

Pescao fue un tipo muy agradable y sincero, me dijo “te voy a poner de lateral izquierdo porque no tenemos lateral izquierdo”, así mismo me dijo, y agregó que “como tu corres toda la cancha, tu eres el lateral izquierdo de este equipo”, le hice caso, fui, jugamos y ganamos la clasificación con ese equipo a unos Juegos Nacionales de primera división, pero no participamos, pasaron un informe la gente de la Asociación de Distrito Federal de cómo iban a ser las condiciones de alojamiento y hospedaje, y el Pescao se negó a ir, no estuvo de acuerdo y dijo que ya era hora de participar en unos juegos nacionales serios, porque él no nos podía llevar adormir en una tribuna de un parque deportivo, o una instalación del Instituto Nacional de Asistencia al Menor, el INAM de ese tiempo. En esas instalaciones nos querían alojar y el Pescao dijo que él no estaba de acuerdo con eso, porque era un torneo de casi 8 días, e íbamos a estar muy incómodos y dijo que de esa manera no viajábamos a competir, por eso no fuimos.

Tener al Pescao como técnico era disfrutar en cada entrenamiento o partido, de sus jocosas salidas, y es por eso que de él hay cientos de anécdotas, como esta de la que me estoy acordando ahora, cuando él estaba conformando una selección y vinieron muchos jugadores a probar, apareció uno que no era mal jugador, era de Valencia me parece, apellidado Membrillo, jugó como diez minutos y al terminar Pescao le pregunta “¿y vos como te llamás pibe? respondió “Membrillo”, y sin inmutarse le dijo “mirá, cuando vos te cambiés el nombre venís a jugar con la selección, porque te imaginás yo gritándote desde fuera de la cancha “Membrillo Membrillo”, se va a escuchar muy mal”.

Me llamó mucho la atención por su respuesta y la manera en que se la dijo al jugador, siempre con sus modismos, con una facilidad y con su acento sureño.

En otra ocasión salió Pescao con una de las suyas y lo recuerdo muy bien, estaba comenzando a preparar al Deportivo Portugués, pero al final no terminó dirigiendo a ese equipo, pero en esos inicios de temporada siempre hay jugadores que vienen a probarse y se juegan partidos para verlos, en uno de ellos, creo que era contra el Don Bosco, el Pescao conforma una alineación para enfrentar al Don Bosco y poder él ver a sus jugadores, sin percatarse que había parado a doce futbolistas en lugar de once, y cuando los manda a la cancha, uno de ellos le dice, “profesor tiene a doce jugadores”, Pescao le pregunta ¿y tú pibe estás en la alineación?”, el jugador le contesta que sí, y sin pensarlo dos veces Pescao le dice “salí vos”, esas eran las salidas de este técnico”.

El Pescao fue un buen tipo, muy folclórico, pero siempre fue un buen tipo, pero claro, ahora el fútbol se ha profesionalizado, no sé hasta dónde se ha profesionalizado, porque la vendedera de humo en nuestro país en el medio futbolístico ha sido muy grande, pero yo pienso que personas como este técnico aportaron en su momento.

Yo respeto mucho esa época en la que jugaron futbolistas como Ramón Suarce, Cuchón, Alejo González, y te estoy nombrando unos jugadores que a mucha gente se les olvidan, otros como William Salas, que era lateral izquierdo del gran Portuguesa pentacampeón, que él era delantero, pero ese era el problema antes que para poder jugar los criollos tenían que aceptar que los cambiaran de posición, por eso yo respeto mucho a esa generación de jugadores.

Era muy difícil para el jugador venezolano participar en los equipos porque traían muchos importados, teníamos una moneda mucho más sólida, los dueños de los equipos viajaban preferiblemente a Brasil y se traían diez o veinte jugadores de una sola vez, yo una vez le conté al Deportivo Italia 17 jugadores brasileños en su nómina.

Entonces para el venezolano era muy difícil poder ser titular, y si el criollo era un mediocampista o delantero, lo convertían en laterales, los tiraban para los costados, como ocurrió con Ulloa, los hermanos Soto, el loco Gonzalo que jugó en el Portugués, y así muchos otros.

Yo soy de los que dicen que el venezolano es de memoria corta, y esa para mí fue una generación muy buena, de futbolistas que jugaron en el Canarias, el Italia o el Portugués, una gran generación de luchadores, porque era muy difícil para el jugador venezolano imponerse en un equipo.

Yo vi una vez una alineación del Deportivo Italia en la que el único venezolano venezolano era Luís Mendoza, entonces cuando hacen esas comparaciones, que sigue siendo odiosas, yo pienso que ha que agarrar los contexos del momento para poder hacer ese tipo de comparaciones, es muy fácil y ligero dar los comentarios al voleo sin tener los argumentos adecuados a la época, pero sigo insistiendo en que esa fue una generación extraordinaria, con gente como los Useche, que fueron los que como yo digo en términos hasta un poco chabacanos, se la mamaron, se la calaron y bueno, ahorita hay más jugadores venezolanos en cancha, pero también tienen que pensar que si hubiera una mejor estabilidad económica, aquí vinieran muchos más importados y de calidad, porque sería mucho más fácil traerlos, y como en decenar de años atrás, seguro muchos directivos prefirieran traer más importados que contratar a los venezolanos, y los dejarían sin participar.

Aquí en esa época de la moneda fuerte vinieron importados de mucho nivel, aquí vino a jugar con el Portuguesa Jairzinho el campeón del mundo con Brasil, aquí jugó Marcenaro, Nelinho, que fue un gran jugador de la selección de Brasil, jugó con el Anzoátegui, y ahorita ni pensarlo que un jugador de ese nivel pueda venir al fútbol rentado venezolano, y eso se hacía porque nosotros teníamos una moneda muy fuerte.

Pero bueno, el Pescao pienso que marcó una época en su momento, con mucho respeto, que Dios lo tenga en la Gloria, pero pienso que no debió terminar como terminó, con todo lo que le dio a nuestro fútbol.

Para cerrar te voy a contar esto que creo nadie te ha contado y nos da una muestra de cómo se viven algunas realidades. Hubo una época, en sus últimos años en este mundo, que el Pescao estuvo en un ancianato que está cerca del Hospital Militar en Caracas, y todos los días jueves y viernes Luís Mendoza lo iba a buscar y lo sacaba a pasear, se lo llevaba, compartían, se tomaban algo y luego lo llevaba nuevamente al ancianato, Luís nunca dijo esto pero yo lo ví con mis propios ojos, Luís Mendoza es un tipo que tiene mucha sensibilidad, a pesar de que en muchas ocasiones se peleó con el Pescao, esa parte humana de Luís Mendoza siempre salió a relucir, y de esa manera le demostraba su afecto, cuando todos los demás se olvidaron del Pescao.