Maggi: Loyola aporto crema y nata a selecciones entre 1923 y 1957

Gustavo Maggi, Claudia Oliver, Carlos Eduardo Gomez e Ignacio Avalos

 

Entre los años 1923 y 1957, la cantera futbolística del Colegio San Ignacio de Loyola aportó gran cantidad de jugadores a las selecciones nacionales que debían intervenir en eventos de balompié en Centro y Suramérica.

“El Loyola siempre fue un semillero excelente para nuestras selecciones en esa época; representábamos la flor y nata del fútbol nacional junto a otros colegios católicos de Caracas y equipos como el Unión”, opinó Gustavo Maggi, quien desde los 7 años de edad desfiló por todas las categorías menores del club.

“Yo jugué hasta el año 1972, cuando el Loyola y otros colegios de Caracas se desvincularon de la FVF, pues lo que nos interesaba era definitivamente la formación académica y de base del fútbol”, añadió Maggi, cuyo progenitor con el mismo nombre fue presidente de la FVF entre 1960 y 1961.

Pero no solo se refirió a este tiempo sino que reivindicó también el trabajo en los últimos 40 años cuando emergieron otras figuras para la selección Vinotinto, entre las que destacaron Carlos Eduardo Gómez, Iván “Tiburón” García, Bernardo Añor, y sus hijos Juan Pablo y Bernardo Luis; así como Iker Zubizarreta y Fernando “Colorado” Aristiguieta.

 

Valores enraizados

“El Colegio San Ignacio de Loyola se guía por una base de valores morales y espirituales que se inculca desde que los niños llegan a sus aulas. Cuando los muchachos cruzan la raya de los campos de fútbol, reflejan esos valores: aquí forjamos buenos ciudadanos para Venezuela”, afirmó Maggi.

Al recordar que el aniversario de la fundación del colegio se celebra todos los 8 de enero, Maggi destacó que el fútbol ha tenido una influencia preponderante en esta institución.

Dijo que desde la primera sede del colegio en la esquina de Mijares a Jesuita, en el centro de Caracas, se practicaba este deporte en el patio central, donde los sacerdotes fungían como entrenadores.

Puntualizó que a finales de los años 30 del siglo pasado, se alquilaron unos terrenos en El Paraíso y El Pinar para que los jugadores del Loyola enfrentaran a equipos similares de los salesianos y de otras congregaciones católicas.

Maggi señaló que una década después también se arrendaron otros terrenos en San Martín para continuar fomentando la práctica del más universal de los deportes. “Aquí fue un punto de honor que cada sección del colegio tuviera su equipo de fútbol”, relató.

Agregó que en 1952, los sacerdotes jesuitas adquirieron los terrenos en Chacao y se edificó la sede actual, que llegó a tener hasta nueve rectángulos de balompié.

 

Rafael Lastra Veracierto

Periodista y colaborador de la Fundación Venezuela Fútbol