El Fútbol es un reflejo del país ¿Qué hacer?

Jemmyl Lamprea

Es inevitable volver la mirada a los años  90, cuando por aquellos años,  Lino Alonso (+) me dió el testigo en el fútbol profesional, era miércoles de Copa Venezuela frente al Caracas. El resultado no importa, sino rememorar el marco referencial de los equipos de fútbol, su estructura competitiva y los esfuerzos de los directivos en corresponder con los jugadores. El fútbol era un espejo del esfuerzo pasional de las empresas sólidas de portugueses con el Marítimo, los italianos con el Deportivo Italia, El respaldo de Laboratorios Vargas para con el Caracas y su apuesta por jugadores germanos y africanos, la unión de varios gallegos para sumar las ansias y escuchar su gleba querida Galicia a Miles de kilómetros de la madre patria, a Táchira convertido en un fortín que infundía respeto deportivo, Minerven que nos legó una década excelsa de buen fútbol y jugadores,  a la par de Pepeganga y el mismo Anzoátegui, pues los directivos hacían de sus empresas, las cuales funcionaban normal, con números azules al final del mes, permitiendo transformar,  planificar y mantener esa pasión llamada fútbol. Excelentes jugadores técnico-tácticos de toda Sudamérica, 3 y 4 por equipo,  partidos memorables, el Torneo de Liga y la Copa Venezuela se jugaban en simultáneo y la dinámica y respeto por los compromisos adquiridos se cumplían. Pero en la avalancha de mutaciones sociales el fútbol se convirtió en barco de papel en medio de un tsunami de antivalores, atajos y pillaje antimérito. La estrategia y lección Paeziana  fue un zumbido Hallen de seis años que no se pudo mantener por intereses federativos, la visión ideológica del país y la ausencia de capacidad intelectual en todos los frentes del fútbol. Los jugadores crecieron, demostrado con el éxodo, pero el relevo de trabajo, exigencia y estructuración gerencial, fue engullido por el amiguismo, la chabacanería, la falta de majestad al cargo y la política que arañaba en 2009 como tomar la caja de resonancia de FVF.  La última década, fue la época de la subsistencia de los equipos y agarrar salvavidas de quienes llenaban la alberca de agua, para no desaparecer, y aunque todo apunto a más equipos, más trabajo, la calidad, el compromiso y la capacidad de lo bien hecho fue desapareciendo del contexto fútbol, se cambió lo privado por el manejo del estado, con operadores económicos pero sin visión y conocimiento fútbol y la identidad regional y el sacrificio privado por conformar equipos de nivel se esfumó en una estela de condicionamientos, plataformas propagandísticas y un manto de improvisación fue el abrigo del fútbol. Con todo ello, la guinda del pastel, bien concebida la colocó el maquiavélico de Laureano González (La persona que más daño le ha hecho al fútbol en la última década) al subordinar el fútbol a las decisiones políticas por encima de las deportivas, lo cual, más tarde confluyó en la estructura federativa y el esfuerzo de proyectar un proceso vinotinto desde una cara creíble y con resultados como el equipo Pékerman. Los indicadores notables de un fútbol agobiado, desestructurado con la realidad país, y con falta de cultura y arraigo son:
 1. Creamos torneos femeninos de 20 días para representar al país en copas internacionales.
  2. Más de 40 jugadores en el fútbol de Colombia con seguridad social que no se puede ofrecer aquí.
 3. Ausencia de capacitación frecuente para las diferentes áreas del fútbol.
4. Deudas a jugadores  y equipos en bancarrota.
5. Retomamos el mote de Cenicienta y volvimos a ser postreros.
6. No hay clubes en el país, hay proyectos anuales de equipos basados en un brochazo económico.
7. Los equipos se rematan, cambian la franquicia, la venden, hacen alianzas, tratan de no fenecer, sin respetar su historia.
8.  Dirigentes del fútbol sin probidad.
9. Ausencia de un equipo de evaluación técnica de los procesos de las Selecciones Nacionales.
10. La ausencia de profesionalismo no estriba en la titulación, sino en no tomar las decisiones correctas por afinidades de amistad en las instituciones a corregir.
Hay que convocar lo mejor del país, para delinear aportes objetivos, sin importar nombres ni ideología, por ejemplo:
1. Estructurar el torneo a la realidad económica y competitiva del país, evitando lo que hoy sucede con impagos de toda índole.
2. Robustecer la primera división (condiciones participativas) y aumentar la segunda y tercera.
3. Crear un instituto de formación académica para el fútbol, revalidando de manera interna el nivel de los recursos del fútbol, en  áreas básicas, Pedagogía, comunicación, psicología, planificación y conocimiento del fútbol.
4. Crear un departamento técnico que evalúe los procesos de trabajo en las Selecciones Nacionales.
5. Evaluación de desempeño y actuación de los federativos, mediante instrumentos preestablecidos de gestión inherentes al cargo y efectuado por grupo externo a la institución.
6. Presentación de proyectos por FVF, que se integren  a la sociedad fútbol en todos los niveles (concursos, juegos instruccionales, historias, ejes temáticos dentro del fútbol etc).
7. Seguimiento informativo de los cronogramas de proyectos, fases y resultados en el tiempo. Reuniones periódicas con los medios de comunicación.
8. Evaluar todas las asociaciones mediante estructura de operatividad delineada en FVF,  sincerando cargos y capacidades, promoviendo la formación para lograr los objetivos en cada estado del país, en: (Lo deportivo, marketing y gerencia).
9. Promover diplomados en áreas relacionadas al fútbol, para aportar al crecimiento y por ende, el nivel del contexto  fútbol.
10. Crear un manual profesional  para optar a cargos federativos  de manera uninominal, público y transparente en cada perfil y recurso humano (Pertinencia general).
Amo enormemente este país y es triste, que ya ni con el fútbol podamos sumar un tiempo de  felicidad.
Hoy, día de Navidad, quiero compartir mi reflexión, en el día del nacimiento de Jesús.
Jimmy Lamprea.