11 años de la muerte de «El Puma Benítez»

El jueves 16 de Agosto de 2007 nos encontrábamos en la Oficina de Zamora FC, cuando esta quedaba en la Avenida 23 de Enero. Por aquella época yo era jefe de Prensa del Blanquinegro. Gracias a la sugerencia del Comunicador tachirense César Semidey, que fungía de asesor del Presidente del Equipo y con el apoyo de Carlitos Benítez, Gerente Deportivo de la Institución, me habían contratado junto a mi compañero Marlex Mujica, por entonces fotógrafo y camarógrafo, para cumplir esa labor inédita en el Equipo.

Aquel día en cuestión, ya se habían retirado la secretaria y la administradora, eran poco más de las 6 de la tarde cuando el Gerente General sacaba unos billetes de su bolsillo y se los entregaba a Carlos para el viaje que esa noche debería hacer rumbo a Caracas, donde al día siguiente debía cerrar los trámites de contratación ante la FVF del futbolista Rubén Arocha, un volante ofensivo que Darío Martínez había pedido a la Directiva.

Debía contactarse ese viernes con el señor Johnny Arocha, padre del futbolista, para hacer la respectiva inscripción ante el ya que finalizaba el lapso de contrataciones. Carlos no tuvo reparos en ir con los gastos medidos y tener que hacer todo el recorrido por tierra. Tampoco que tuviera que cargar con una veintena de balones que le harían entrega en las oficinas federativas luego de asentar a Rubén Arocha como el último fichaje del Zamora que 4 días más tarde recibía al SD Olmedo de Ecuador en Barinas.

Esa noche, mientras que el equipo empataba de “visitante” en La Carolina ante Llaneros con un gol de Alex Sinisterra, “El Puma” se despedía de los delegados y amigos en Caracas para que Johnny Arocha le diera “la cola” hasta La Bandera y tomar el autobús de regreso.

Uno de ellos me contó hace poco: “yo le insistí que se quedara que no había apuro por llegar en sábado a Barinas, que esperara y se fuera el domingo, pero Benítez me dijo que quería llegar para estar con su esposa y sus hijos…”

La decisión estaba tomada y el destino trazado.

Salió en un ENCAVA antes de las 11 de la noche, no se precisa si fue el ansiedad de reunirse con la familia o el escaso presupuesto lo que lo llevó a no esperar un Expreso de mejor calidad.

Entre las 2 y 3 de la madrugada se produjo el accidente. En las curvas de la carretera Cojedeña que ya había cobrado las vidas de Reinaldo Melo y Juan José Escarpeccio, otros dos insignes futbolistas fallecidos en accidentes similares.

Un testigo relató que Carlos ayudó a desalojar a los pasajeros heridos antes que el autobús se incendiara, que incluso llegó por sus propias piernas al Hospital en San Carlos donde decía cuando lo curaban: “pará, pará… que yo me tengo que ir hoy mismo a Barinas…”

Su compadre Alonso Pacheco, donde había dejado su Fiat estacionado contó que Carlos lo había llamado para que estuviera pendiente entre 4 y 5 de la mañana para buscar el carro y llegar a abrazar a Paola, Carlitos y Yanilé…

 

Carlos Santos Benítez había nacido en Montevideo, Uruguay el 24 de noviembre de 1953, llegando a Barinas para vestir la blanquinegra del Atlético Zamora cuyo primer gol oficial marcó el 24 de julio de 1977 ante la ULA en el “Guillermo Soto Rosa”, de la ciudad de Mérida.

Junto a al caraqueño “Lilí” Solórzano fueron los primeros jugadores en superar ampliamente los 200 partidos  con “La Furia llanera”, más allá de eso Carlos fue dirigente, gremialista hasta pelear por los pagos de sus compañeros y un enamorado hasta el último suspiro de Zamora..

Hoy lo volvemos a recordar por todo lo que dio, por su don de gente, su honestidad, su buen ejemplo y por el cariño que despertaba entre sus allegados. Un Grande sin duda Carlitos Benítez… Dios te tenga de titular en las partidas celestiales.

 

Autor

Luis Eduardo Aguilar