Enrique “Papelito” Cáceres: La Araña del Lara FC

* Le dio un día su medalla olímpica con la Vinotinto a su vecino Juan Arango en El barrio El  Milagro y le dijo » Esa medalla tiene poder» y mire que si la tenía!!!

Por Gabo Capriles

La ficha de Enrique » Papelito» Cáceres costó 6 balones y 1.500 bolívares que sirvieron para el fomento del fútbol menor  en los barrios de Aragua, a principios de los años 70, y Lara, quería  por su ficha 10 años después 250 mil dólares .

Que mantequilla!!!

Papel como le dice todo el mundo, fue uno de los mejores porteros  de Venezuela, emuló a Vicente Vega y dijo tajante » no se puede ser » cagón » defendiendo un arco .

Cáceres , superó todas las críticas por su delgadez y siendo el mejor portero de Venezuela en 1980 Plasencia lo sentó en Colombia en las eliminatorias olímpicas, un misterio que no entiende aún nuestro protagonista, quien aseguró no tener nada en contra del estratega al que envió saludos!!.

Jugó en el homenaje a los vinotintos que se realizó el 19 de abril en Maracay

«Papelito» junto a Alí Ibarra, le entregaron al zurdo legendario de Venezuela y el mundo, Juan Arango, 6 pelotas de golf y la medalla olímpica en el barrio El Milagro, y Papel le enfatizó al quizás mejor jugador venezolano de todos los tiempos, en el inicio de su carrera: «esa medalla tiene poder, debes regresarla cuando termines».

Aún la está esperando!!!

Aquí está su historia!!

-¿Cómo te iniciaste en el fútbol?

«En el populoso Barrio Santa Rosa, jugábamos chapita, trompo y yoyo, éramos muy humildes y el Mundial 1970 nos atrapó, fue una fiebre increíble, logramos armar un equipo, «Los Bachacos», Ciro de Hoy, Rafael Lartiguez «Manguera»  y otros, hicimos verbenas, ¿qué no hicimos?, hasta una  cancha silvestre  por los lados de la empresa Corrugadora de Cartón en el barrio».

-¿Cómo eran los entrenamientos y la preparación en esa época?

«Nada que ver con los de hoy, trotábamos y jugábamos caimaneras, eso era todo con un par de balones viejos, que cuando se mojaban pesaban 50 kilos, los delanteros eran como unas tortugas que se escondían cuando había un centro a la olla, y el que le pegara a una pelota de esas salía lesionado, jajaja”.

“Me inicié como portero porque teníamos la final  juvenil de fútbol Interbarrios, y Rafael Lartiguez «Manguera» no llegó, tenía una pea de pronóstico reservado y nunca apareció, éramos muy indisciplinados, Nepomuceno llegó rascado, y yo tenía que buscar a los muchachos hasta debajo de las piedras, era mediocampista y tuve que arquear ese día, perdimos 1×0 con el equipo de San Agustín, de Nicola y Tonino  Simonelli”.

Toma aire y así como rememorando remata que ese “fue el momento en que me convertí en portero para siempre!!!. Fue en ese juego que me vio Omar Cubillán  Ávila y me llamó para la selección de Aragua»

Pero no como mediocampista, sino como portero.

-¿Qué entrenadores tuviste en esa época?

«En Santa Rosa, éramos unos nuevos, pero después aparecieron dos entrenadores en mi vida  especialmente, Omar Cubillán Ávila y Vitico Rodríguez, fue cuando empecé a jugar un poco más seriamente, primero con la UCV y luego con Balima del barrio El Carmen”.

“Yo trabajé desde muy joven en Covenal, había estudiado comercio tres años pero conseguí empleo como obrero en esa empresa, y tenía que venir de Mariara, estado Carabobo, al estadio Olímpico de Maracay a entrenar, y fue así que me gané mi puesto en la selección de Aragua”.

-¿Cómo fue tu salto al profesional?

«No fue fácil, tuve que trabajar y entrenar a la vez, en la empresa Covenal donde llegué a ser  coordinador de ensamblaje de Chevrolet de todos los modelos, hasta autobuses de frenos de aire, trabajando de 7 de la mañana a 5:00 de la tarde, iba a casa en Mariara y mi mamá, que Dios me la tenga en la Gloria, me preparaba un sanduchito y me decía: «¿para qué va para Maracay?, está muy cansado y está muy flaquito», pero cuando uno persigue un sueño, sólo la constancia y la disciplina lo hacen posible”.

“Yo no le costé nada al Lara, solo 6 balones y 1.500 bolos, firmé en tu casa con tu papá el profesor Manasés Capriles”.

Completa la respuesta señalando que “eso fue lo que yo le costé al Lara, y en 1983 estaban pidiendo 250 mil dólares por mi ficha!!!. Solo jugué tres partidos, uno contra Distrito Federal, cuando inauguramos la cancha de la Casa Portuguesa, y el tercero fue la clave, un amistoso contra Deportivo Lara”.

“Omar Cubillan tuvo que ver mucho porque allí conocí a Iván García, que Dios me lo tenga en la Gloria, y fue cuando comenzó todo, jugamos un miércoles, perdimos 1×0, y el viernes me llamó Omar y me dio el número de teléfono del Lara, el lunes metí la renuncia en Covenal y no era fácil, porque éramos 10 hermanos y yo era el sostén del hogar, pero me arriesgué».

Tres históricos del arco en Venezuela: Omar «Pulpo» Colmenares, Vicente Vega y «Papelito» Cáceres

-¿En qué equipos militaste?

«Comencé con el Deportivo Lara, luego Petroleros del Zulia, Estudiantes de Mérida, y terminé con Llaneros de Guanare como capitán”.

-¿Cómo era la primera división en esa época?

«Fenomenal, jugábamos con pasión, con mística y amor, buen fútbol y todo el apoyo, gran logística, autobuses nuevos, uniformes muy vistosos, fue la etapa donde administraba  Adolfo Saldivia al Lara, pero después eso bajaría mucho”.

-¿Contra qué estrellas de la época jugaste, y con quién compartiste en el mismo equipo?

«Contra «Perico» León y «Cachito» Ramírez, peruanos y de la selección inca, el Negro «Viña» los tres del Galicia, y conmigo en el Deportivo Lara Ildo Maneiro, selección de Uruguay en México 1970, Pierino Latuada, igualmente celeste, Ruddy Rodríguez y una constelación de figuras, grandes futbolistas»

-¿Qué juego recuerdas con mayor entusiasmo?

«Hay dos en particular, en los años 70 contra Cerro Porteño y Junior de Barranquilla ambos ganamos 1×0, y en esos días yo era una pared, seguro arriba en la salida, guapo, sin miedo, y es que siempre he pensado que los porteros no pueden ser «cagones», yo era un «Rocky Balboa», jajajajaja”.

-¿Qué juego eliminarías en tu carrera?

Saber cuál fue el juego que no quería recordar Papel me costó Dios y su ayuda, no lo quería decir, divagaba  porque era un mal recuerdo hasta que finalmente lo dijo:

«Fue contra Estudiantes de Mérida, hubo una pelota cruzada, salí del arco y no la pude agarrar pero la recuperamos, maté la bola con el pecho, salí jugando y llegué hasta casi la media cancha, pero hubo un parpadeo y tuve que botar la pelota a la raya lateral, Estudiantes actuó rápido sacó y Scarpeccio me agarró descolocado, regresando apurado y gol”.

Traga saliva y agrega: “no era por el resultado, es lo que dijeron, que yo era un vendido por mi relación con Iván García’, es un episodio ya olvidado, pero no deja de afectar cuando uno lo recuerda, porque nunca me le vendí ni me le vendería a nadie».

-Tu experiencia con la camiseta de la vinotinto?

«En la eliminatoria Olímpica de 1980  en Colombia, no entendí nunca porque era el tercer portero si había sido designado el arquero de Venezuela ese año, y sin embargo el profesor Manuel Plasencia me sentó, me llevó pero vi los juegos desde las tribunas”.

Masculla con voz y tono triste que “a mí los entrenadores me tenían idea por lo flaco que era, pero siempre les demostré ser un «caballo», y hoy por hoy no tengo nada en contra de él, le envío muchos saludos porque no soy hombre de rencores, pero ese año estuve por encima de Vicente Vega, y aún así me sentaron, Plasencia tendría sus razones» sentenció en tono de resignación.

-¿Quiénes fueron tus entrenadores durante tu carrera profesional, y qué rescatarías de cada uno de ellos?

“Dos que marcaron mi carrera al principio fueron Omar Cubillán Ávila y Vitico Rodríguez, además de Manuel Plasencia, quien lamentablemente me truncó pero yo lo perdono, no al odio, ni a las zancadillas ni a la venganza, pura crema, puro amor pana», dijo y yo lo aplaudí por eso.

-¿Después de colgar los botines a qué te dedicaste?

«Yo soy un utility, hago lo que salga, tengo un pequeño local en el barrio El Milagro, de refrigeración, no dependo de nadie, ni de mis hijos, soy libre como el viento, si quiero agradecer a Jesús Aguiar, quien es un gran pana que sostiene al Atlético Piñonal, equipo con el que juego actualmente, y quién fue mi paño de lágrimas cuando me divorcié, felizmente ya pasó y es mi gran amigo, como tú Gabo».

-¿Cómo ves el fútbol actualmente en Venezuela?

«El fútbol venezolano no está bien, cuando el presidente de la Federación, Jorge Giménez, está huyendo por ladrón, ustedes me dirán, fíjense la historia del Aragua FC, sin primera División otra vez, mucha corrupción, y además hay demasiados fantasmagóricos en puestos claves, solo las luces de la selección Sub 17 que va al Mundial nos da esperanza, el fútbol menor que creó  tu papá, hoy con un movimiento grande, y los Vinotintos de todos los tiempos guerreros polémicos, nos da esperanza de que el fútbol irá para mejor pronto», cerró «Papelito” Cáceres, que, al igual que quien les escribe, no olvida el encuentro del pasado 19 de Abril en la Casa Italia de Maracay.

Antes de despedirnos de este personaje del fútbol nacional, nos recordamos de una pregunta vital, que aún no le habíamos hecho.

-Ah, se me olvidaba la principal interrogante de esta nota, ¿porqué te dicen “Papelito”?

“Ese sobrenombre me lo pusieron en el Lara FC, fue el peruano Carlos “Cabezón” Valdivia, por un portero muy conocido en su país, llamado Juan José “Papelito” Cáceres, y como yo siempre he sido así de alto y flaco, como el papel es delgadito y yo soy un Firi Firi, me quedé “Papelito” para toda la vida. Si en el fútbol preguntan por Enrique Cáceres, nadie sabe quién es, pero si preguntan por “Papelito” Cáceres, todos se acuerdan de mí”.

Hagamos Ciudadanía para que todo pueda cambiar algún día.

Que Dios te bendiga Papel !!!