“Chita” y Herbert no cambian los 4 títulos, Rafa añora epopeya Rojiverde e Isea habla de sus centros al “cuellúo”
Por: Rafael Lastra Veracierto
El anecdotario de los homenajes a las glorias del Club Sport Marítimo de Venezuela, tanto en el club Puerto Azul de Naiguatá como en el estadio Camurí Chico de Caraballeda, resultó animado, diverso y lleno de nostalgias y emociones.
Había tanto por rememorar desde las nieblas de la memoria que compartiremos algunas de esas historias de canchas, camerinos, rivalidades y sobre todo, hermandad. Porque en el Marítimo hubo más que fútbol. Todo derivó en una gran familia.

“Fue grande lo de la selección y lo del Marítimo de Portugal, pero el tetracampeonato con Marítimo de Venezuela fue lo máximo junto a los compañeros con los que jugué”, dijo Márquez.
Gran amigo de Márquez, el lateral derecho, Iván Isea, recordó entre risas que “el cuellúo (sobrenombre de Herbert) me debe mucho, porque la mitad de sus goles de cabeza tuvo centros de calidad de mi parte”.
Noel “Chita” San Vicente, con seis títulos (4 con Caracas y 2 con Zamora) como entrenador que lo acreditan como el más ganador en el país, tampoco cambia el tetracampeonato Rojiverde. “En Marítimo viví no solo con una gran familia sino que fue un antes y un después en mi carrera deportiva”, aseguró el guayanés.

José Ramón “Mon” López, un mediocampista de garra, que no solía marcar tantos goles, no olvida, por supuesto, el que le hizo al guardameta colombiano, René Higuita, en aquella noche del 5 de marzo de 1991 en Copa Libertadores de América.
“Fue un gol tremendo, solté el zapatazo y la pelota sorprendió a Higuita. Imagínate, ganábamos 1-0 al Nacional de Medellín en el Brígido, pero luego ellos fueron más y simplemente triunfaron (1-3)”, detalló López, presidente actual de la Asociación Única de Futbolistas Profesionales de Venezuela.
El portero Tony Carrasco, quien hoy es periodista, recordó a “mi hermano Daniel Nikolac que entrenaba hasta con fiebre 40 y era un gran profesional, un tipo dispuesto a ayudar siempre”.

“La pelota me la dio Saúl Maldonado y al ver adelantado a Daniel Francovig (el arquero de Táchira) le mandé el zurdazo. Fue un gol de alta factura. Para salir después de la victoria, la policía nos tuvo que escoltar, aquello era un candelero”, relató.
Mientras, Leo Gómez fue el zaguero central del equipo de ascenso en 1985, uno de los responsables de los 28 partidos (26 triunfos y dos empates) invictos de aquella temporada.
“Con Saúl Maldonado y el portero Alexis Toro formamos la defensa menos vencida del torneo y eso fue determinante para llegar entonces a la primera división”, agregó.
Héctor el «Oso» Rivas, no se quedó atrás con sus cuentos, y refirió que en Copa Libertadores de 1.992 se había convertido «en un catire».

Esa noche Rivas junto a otros 5 compañeros de equipo (Lino Parrella, Juan Manuel Mouro, Nelson Gómez Ospina y Carlos «Cayoyo» Domínguez) se habían teñido el cabello de amarillo, como parte de una promesa.
Tres Días atrás el equipo rojiverde venció 1-0 al Deportivo Valdez, en lo que fue su primera victoria en su historial de participaciones en Copas Liberadores de América.
«Fue divertido y a los fanáticos les agradó ver a los nuevos catires, que no se rindieron ante el Barcelona de Ecuador», comentó Rivas, actual DT sub-17 del Club Sport Marítimo de La Guaira.