Antonio “El Cojito” Rodríguez: calidad de sobra en el Loyola y la Vinotinto

 

Mediocampista de habilidad técnica, veloces desplazamientos y olfato para el gol, Antonio Rodríguez Betancourt no solo fue una figura icónica del Loyola SC sino que dejó su impronta con la selección venezolana en competencias internacionales.

Nacido en Caracas el 21 de agosto de 1931, “El Cojito” se enroló en la divisa colegial desde muy chico, siguiendo los pasos de su hermano mayor Carlos.

“No lo vi jugar, porque cuando nos casamos se había lesionado la rodilla, pero en todos lados me hablan maravillas de su juego, que era muy hábil con la pelota”, comentó su esposa Danielle Briquet de Rodríguez, tras una conversación en la sede de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San Ignacio de Loyola (ASIA, por sus siglas en latín), en Chacao.

El 23 de noviembre de 2019, la Fundación Venezuela Fútbol Historia, presidida por el exvinotinto Carlos Eduardo Gómez, organizó un homenaje a las glorias Loyaltarras que defendieron los colores de la selección nacional y allí no podía faltar “El Cojito”.

Mientras compartía tal reconocimiento, recibió el aplauso permanente de sus compañeros del club de sus amores. El legado de los hermanos Rodríguez es fuente de inspiración para las nuevas generaciones Loyaltarras.

“Fue muy bonito el acto y Antonio se sintió muy bien al lado de sus amigos de toda la vida en el Colegio San Ignacio de su corazón”, manifestó la señora.

 

El Cojito Antonio Rodriguez y su Sra. esposa Danielle Briquet

 

Figura indiscutible

La calidad de Antonio se notó precozmente. Era notable como mediocampista y así integró todas las categorías de los equipos Loyaltarras, incluyendo la máxima, la que se denominaba Primera División.

Uno de sus amigos de estudios y canchas de fútbol, Ramón Báez, dijo que desde el primer año de bachillerato, cuando estaban en el equipo de Segunda División, “se perfilaba como el mejor jugador, pues era muy fuerte, rápido y tenía un disparo potente de media distancia”.

Báez destacó que en los torneos de Primera División, “El Cojito” era una pieza inamovible de las alineaciones junto al atacante Gustavo Monterola, el guardameta Freddy Brandt, el mediocampista Gonzalo Sucre y el goleador César Díaz (+).

“Siempre me ha dicho que el mejor, en su opinión, fue César Díaz, que además era como su hermano”, confesó por su parte Briquet.

En 1953, Antonio lideró al Loyola, representante del Distrito Federal, hasta obtener el II campeonato nacional en Mérida, tras batir 1-0 a los locales.

En febrero de ese año 1953, tras culminar en el Olímpico de la UCV la Copa “Coronel Marcos Pérez Jiménez” (ganada por el Millonarios de Alfredo Di Stéfano), el Loyola jugó de igual a igual ante el Rapid de Viena (Austria) y empató a tres goles.

En ese encuentro, Di Stéfano se enfundó la elástica del Loyola en el segundo tiempo. “Antonio me contó que había sido una noche gloriosa para el Loyola y por eso, se lamentó de que Di Stéfano se hubiera ido al Real Madrid”, aseguró la esposa de “El Cojito” Rodríguez.

Guillermo Ochoa, Gonzalo Rodriguez y El «Cojito Antonio Rodriguez

Un año antes, en la Copa “Ministerio de la Defensa”, el Loyola emparejó a un tanto con el Madureira de Brasil. El gol venezolano fue obra de Rodríguez Betancourt.

En 1954, en el tercer campeonato nacional en Barcelona, reforzó al Deportivo Vasco, monarca del DF. Esa final fue ganada 8-1 al Anzoátegui.

“Yo era de una generación anterior al grupo de Antonio en el Loyola, pero los conocía porque compartía con ellos desde el camerino y puedo dar fe de su liderazgo en el equipo. Por eso, le fue bien en la selección nacional”, rememoró Carlos Eduardo Gómez.

Rodríguez Betancourt disputó nueve partidos con el combinado nacional, en los cuales marcó cuatro goles: dos dianas ante México y Antillas Holandesas en los II Juegos Panamericanos de Ciudad de México en 1955, y dos más versus Puerto Rico y Antillas Holandeses en los VII Juegos Centroamericanos de Caracas en 1959.

En la Vinotinto de entonces mostró su mística, entusiasmo y despliegue físico al lado de los consagrados José Ángel Vidal Douglas, René Irasque y Alí “El Cholito” Tovar. El primero de ellos había llegado a la divisa Loyaltarra desde principios de los años 50.

 

 

Ética para el triunfo

En esa época, no había planes de preparación física y táctica. Se procuraba cubrir los espacios de los rivales en la cancha. Tampoco había tantos con su habilidad técnica.

“Recuerdo su rectitud para buscar el triunfo no solo en la selección sino contra La Salle, Dos Caminos, Unión y Deportivo Vasco, equipos con los que hubo buenos partidos”, prosiguió Báez, mediante un comentario escrito a través de Whatsapp.

Rodríguez Betancourt debutó en el balompié profesional en 1958, cuando su hermano Carlos y Gustavo Maggi padre impulsaron la creación del equipo Estudiantes FC, que culminó en el tercer peldaño de la naciente Liga Mayor. Un año antes, la jerarquía católica del Loyola SC había decidido no inscribir al equipo en el circuito rentado.

Al año siguiente, “El Cojito” exhibió su talento con La Salle, que venía de proclamarse subcampeón, pero en esa temporada no le fue bien a la oncena colegial: cuarto puesto entre cinco participantes.

 

Ingeniero amante de El Ávila

Una lesión en la rodilla lo llevó a retirarse de su andadura por las canchas y decidió ingresar a la UCV, de donde egresó como ingeniero civil.

Inicialmente, trabajó en la oficina de su hermano, quien también estaba con los Loyaltarras Maggi y Andrés Sucre. Más tarde, se incorporó al equipo profesional del Ministerio de Obras Públicas, bajo la gestión de José Curiel, y del Ministerio del Ambiente.

También estuvo al frente de la planificación del Parque Los Chorros, en Caracas, por recomendación de la Primera Dama, Alicia Pietri de Caldera, quien conocía de sus excursiones por el Parque Nacional El Ávila.

De su matrimonio con Danielle Briquet, nacieron dos hijos y ya es abuelo de cinco nietos. En la actualidad, se dedica a cuidar sus guacamayas, bromelias, apamates, araguaneyes y pavos reales en su casa de Caracas, además de disfrutar piezas de música clásica, zarzuela y ópera.

“Las grandes pasiones de Antonio han sido su colegio Loyola, su familia y el fútbol. Ha sido un gran admirador del Brasil de México 1970”, señaló Briquet.

 

Rafael Lastra Veracierto

Periodista y colaborador de Venezuela Fútbol Historia

Twitter: @rala1970

www.vinotintoorbital.blogspot.com